Os recuerdo que hoy es el día del desenfreno en el Convento y tenemos permiso para hablar de temas un tanto tabú.
Así que voy a aprovechar para hablar de las Bolas Ben Wa o bolas chinas (también conocidas como bolas de geisha) que aunque que formen parte de la amplia gama de estos productos que pueden potenciar, mejorar y enriquecer la vida sexual, también se usan de forma terapeútica.
Al principo, las bolas Ben Wa fueron utilizadas por las geishas, cortesanas japonesas, para tener control absoluto sobre sus músculos vaginales, según indicación de los guerreros que marchaban a sus cruzadas militares y ansiaban alcanzar rápidamente el orgasmo.
Se trata de dos bolas bastante ligeras que la mujer introduce en la vagina, y que tiene en su interior otras bolas más pequeñas creando un vacío en el interior.
Mediante el movimiento las bolas interiores chocan con las exteriores y producen un efecto vibratorio que produce sensaciones muy agradables.
Las bolas chinas van unidas entre si por un cordón de alta resistencia, y al introducirlas el final de este cordón queda fuera para facilitar la extracción de las mismas.
Bueno pues ayer en un programa basura de Tele5 la «periodista» Karmele Marchante habló de estas bolitas y dijo que ella las usaba a veces para ir a trabajar 😯
Lo que más me llamó la atención de lo que dijo es que aparte de ser placenteras son terapeúticas y esto es lo que realmente ha motivado este post 🙂
Son muy recomendables para para la recuperación post parto, para el tratamiento de algunos tipos de incontinencia urinaria, pueden servir como objeto antiestresante…y son también muy eficaces para mejorar problemas de penetración en las relaciones sexuales.
Los beneficios de las bolas Ben Wa son múltiples y cualquier momento es bueno para disfrutar de ellas, por su sencillez, discreción, adaptación y comodidad.
Pero resulta que también los vibradores, sí, los vibradores, son recomendados por ginecólogos, sicólogos, sexólogos, fisioterapeutas como parte de la terapia en problemas como la falta de deseo sexual, el vaginismo o la flacidez del suelo pélvico. Y esto desde el siglo XIX, cuando era habitual que los médicos masturbasen a sus pacientes femeninas para curarles de la «histeria» e inducirles a un «paroxismo histérico» que hoy conocemos como orgasmo. Hacia el año 1880, cansado de masturbar manualmente a sus pacientes, el doctor Joseph Mortimer Granville patenta el primer vibrador electromecánico con forma fálica.

Vibrador a vapor para curar la histeria
Vísto aquí
A ver si conseguimos dejarnos de tonterías y que veamos normal tener bolas chinas, vibradores, dildos, … en el cajón de nuestra mesilla de noche o en el bolso 😈
Sobrina de Satanás González