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Anuncio de helados polémico

Heladas nos hemos quedado nosotras al ver la nueva campaña de estos helados italianos

Ricos desde luego que parecen…

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Y claro está, la polémica se ha desatado y ya hay quien pide la retirada de esta campaña publicitaria.

Todo este revuelo se podría haber ahorrado si nos hubieran pedido la sesión fotográfica que le hicimos a nuestra Sor Pistola para promocionar sus ricos helados.

Hay maneras de eliminar la tentación, hermanos 😉

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Sor Tea


Títeres conventuales

Podéis adquirirlos aquí por el módico precio de 160 dolares 😯
Lo que no me queda claro es si son para meterle un dedo o una mano… 😉

Sobrina de Satanás González

El Padre Carlos y su calabacín

El Padre Carlos se pasó el otro día de visita por el convento, y le obsequiamos con algunos productos de nuestra huerta. Así de contento iba el buen hombre de vuelta con su calabacín…

Sor Tea

Párroco Multitarea

Hoy en día ser el párroco de una diócesis no es tan fácil como parece….

Y no se puede decir que el Padre Windoews no esté preparado para las catequesis dominicales 😛

Sor Tea

Figuras de porcelana fría


Monja con mollitas


Curas y Obispo de buen ver

Visto en Chema Decor

M. Superiora

Todo un cuerpo

«Una adolescente se había enamorado locamente de un apuesto fraile y con tal de estar cerca de él se inventaba los pecados más asombrosos que jamás se habían oído.

Se dio cuenta de que cuanto más atroces eran sus mentiras, más hablaba él y más tiempo podía estar a su lado. La pobre no cesaba en su empeño, soñaba con el momento en que él la interrumpiera para declararle su amor.

El cura no sabía qué hacer para guiar a la chica por el buen camino; la penitencia solía ser de dos padrenuestros y tres avemarías, pero ella siempre volvía a sus andadas. Los cada vez más frecuentes pecados escuchados la habían convertido en la pecadora más rápida y temible, un caso a llevar ante la curia.

Un día ella acudió a la capilla dispuesta a conseguir todas las atenciones de su amado. Le contó que había hecho suyo todo un cuerpo, unos sesenta hombres del cuerpo de bomberos de su barrio.

Desde el confesionario el fraile observaba a todos los devotos que se acercaban, vigilaba en todo momento la entrada a la capilla ya que tenía que entregar con urgencia una carta.

Cuando vio aparecer al feligrés que esperaba, despidió rápidamente a la muchacha y sin pensar lo que decía, le puso como penitencia hacerlo unas cincuenta veces más. La chica lógicamente se quedó confundida.»

Basado en un fragmento de una novela de la escritora colombiana Ángela Becerra.

Blanca

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Marranos

«Un cura y una actriz porno «repasan» su trayectoria sexual en un libro

Serán cochinos 😯

Vía Periodísta Digital

M. Superiora