El pasado domingo, acudimos algunos hermanos del convento a este bar llamado «Magia y Música» que está en la calle Virgen de las Montañas en Sevilla.
Pensaba que no iba a poder ser yo quien escribiese este post pues no podría ser juez y jurado en este partido, sin embargo, no ha sido necesario traspasar el testigo a otro/a hermano/a.
Es habitual en este local que asistan diferentes personas para hacer diversos trucos de magia, pero también se acude para realizar sesiones de hipnosis. Tras una corta indecisión sobre si ofrecerme o no voluntaria, allá que me presenté, requetedispuesta a ser hipnotizada y experimentar el vivir sin vivir en mí desde otra perspectiva.
La sesión comienza con un punto de tensión intensa en las extremidades para pasar a una posterior relajación. Quien conducía dicha sesión en esta ocasión se llamaba Mario.
El hecho de estar sentada en un sofá frente a un gran número de personas que te están observando intimida un poco, por no decir bastante y te sientes como un poco desprotegida ante una nueva situación. Una vez pasados los nervios iniciales y evadirme de las personas que nos observaban, comenzamos la sesión.
Nos apagan las luces situadas sobre nuestras cabezas, para tratar de crear un ambiente algo más relajado y de concentración. Sólo había que seguir su voz, sus palabras, confiar en él y sobre todo estar predispuesto a la hipnosis, para lo cual hay que estar relajado, concentrado y sobre todo no cuestionarlo todo.
Creo que en mi caso salvo las ganas de ser hipnotizada para conocer esa sensación, el resto no se cumplía nada…
Veréis, como adelantaba antes, primero se tensan los músculos de las extremidades durante unos segundos para que así sea luego más sencilla la relajación.
Tras esto, comenzamos la relajación en sí, cerramos los ojos y dejamos caer los brazos sobre las piernas sin que ambas manos se toquen.
Mario: Vamos a relajarnos, para ello vamos a relajar el pie izquierdo, (repite durante unos instantes), relajamos rodilla izquierda (repite durante unos segundos) – y así sucesivamente va subiendo hasta llegar al hombro izquierdo – vamos a relajar el hombro izquierdo (repite durante unos segundos), el hombro izquierdo es lo más difícil de relajar…
Pensamiento Lucy: piiiii, error, ¿que el hombro izquierdo es el más difícil de relajar? ¿qué dice? ¿qué tendrá que ver? Ala!, pues yo soy zurda, ¿significa eso que para mí sería más complicado relajar el hombro derecho? Uf, venga, vamos, concéntrate…, ¿por dónde va ya?
Mario: Seguimos relajando ahora el lado derecho. Vamos a relajar el pie derecho, (repite durante unos instantes) – y así sucesivamente va subiendo hasta completar las extremidades del lado derecho…
: Nos sentimos pesados, estamos relajados, estamos cansados, tenemos sueño…, voy a contar hasta 10, y en ese momento caeremos dormidos; 1, 2, 3, 4, …,10 (da chasquido con los dedos)
Pensamiento Lucy: Ya ha terminado de contar…, ¿y ahora qué? ¿se supone que ya tendría que estar dormida? Cómo me pica el cuello!!, bueno, voy a aguantar un poco…, estoy relajada, no hay dolor, no hay picor, no hay nadie delante, voy a dormir…, ¿cómo voy a dormir con tanto ruido? Bueno venga, no te desconcentres, arráscate de una vez y escucha a este hombre a ver si consigues algo, jajaja. Ains (noto que mi risa se exterioriza y me muerdo el labio para controlarlo)
Mario: Imagináos que estáis en un campo de golf, todo está verde, la hierba es verde, las flores son verdes, los pájaros son verdes (todo esto repitiéndolo varias veces)
Pensamiento Lucy: ¿campo de golf? ¿no podría haber dicho la playa? ¿cómo me voy a imaginar un pájaro verde? ¿un loro? todavía si fuese un perro, jajaja (noto de nuevo que se vuelve a exteriorizar mi risa) Contrólate, venga, inténtalo. ¿Por qué lo veo todo negro? No veo ni campo ni ná.
Mario: Nuestro brazo derecho está ligero, parece que no pesa, es como un globo, a quienes toque en su brazo derecho sentirá que su brazo flota como un globo.
Pensamiento Lucy: Que digo yo…, que inicialmente nos tocará a todos el brazo, si no, ¿cómo va a sugestionarnos para que lo hagamos? Esto debe ser como cuando de chica conseguía mover el brazo de la gente sin tocarlos, pero supongo que será diferente, porque no les decía nada…, ¿cómo era? ah, sí, la historia contaba que imaginases que tiene una cuerda atada en las muñecas y que a través de unos movimientos, generaría una energía alrededor del cuerpo de la persona y conseguía levantar uno de los brazos sin siquiera tocarlos, por lo que no sabían sobre cual de ellos estaba haciendo la prueba…, bueno no sé – me toca Mario el brazo interrumpiéndome mis propios pensamientos… –no!!!!, otra vez no!!!, no te rías, jajaja. Calma, calma…., concéntrate!!
Público: Mira, mira, mira!!!!
Pensamiento Lucy: Ea, ya está, lo que yo decía, ahora ya hay alguien que está levantando el brazo el brazo derecho…, y yo que no me duermo, pero vaya, mi brazo parece que se ha quedado dormido con tanta relajación. Que digo yo que esto es un poco incómodo…, me está tirando del cuello, ¿cómo me voy a relajar así? Pero, ¿qué hago? deja de pensar!!! Total, reo que ya es tarde…
Mario: cuando cuente hasta 3, váis a despertar, 1, 2 3, chasquido de dedos.
Nos miramos todos como un poco sin saber…, aunque yo sí sabía…, miro a mis hermanos del convento con carilla de resignación…, no lo había conseguido.
El espectáculo en general consistió luego en diferentes situaciones que le presentaban a los hipnotizados, del tipo que tienes la sensación que el asiento arde y necesitas cambiarte de sitio, que tienes un brazo rígido y que no lo puedes mover, que cuando pronuncien su nombre digan una frase, o canten una canción… «Había una vez un barquito chiquitito, había una vez, un barquito chiquitito, que no sabía, que no sabía, que no sabía navegar. Pasaron 1, 2 3, 4, 5, 6 semanas…«, que alguno de ellos no reconociera a las propias personas con las que habían acudido al local…, etc.
La velada estuvo muy entretenida. Me hubiera gustado haber podido experimentarlo para poder escribir este post desde otra perspectiva, pues según dicen, se recuerda luego lo que haces porque no se anula tu voluntad, sino que tienes una necesidad involuntaria de hacer algo que te están pidiendo, que en realidad se convierte en los propios deseos del hipnotizado.
Durante el transcurso de la noche se realizaron diversas preguntas entre el público y Mario sobre lo que estábamos observando, tales como si son conscientes de lo que estaba sucediendo, si se les podía inducir a realizar algo que atentase contra los propios principios del hipnotizado, si podrían borrársele recuerdos malos, etc, y hubo una respuesta que me gustó, pues indicaba que todo lo que se induce a la fuerza aunque sea bajo los efectos de la hipnosis termina por explotar por algún lado, y que no es bueno alimentarles una conduzca de esta forma, pues todo tiene una forma natural de solucionarse…
En fin, como véis, a una sola noche de sesión se le puede sacar mucho jugo. Espero que el próximo post que publique sobre este tema, pueda ser ya desde la experiencia de haber sido hipnotizada, porque pienso volver a intentarlo.
Mientras tanto, me conformaré con encontrar el éxtasis hipnótico con las oraciones espirituales de cada día, jajaja.
Lucy